La familia de alma está compuesta por almas de la
misma chispa divina. Junto con nuestra familia del alma, compartimos nuestras
metas y vibración (sí, estas personas vibran en tu exacta sintonía). Sabiendo a
qué familia pertenecemos, podemos despertar nuestra naturaleza divina y
alinearnos con nuestras metas en la tierra y la misión de guiar nuestras almas.
En nuestra vida, nos hemos encontrado con muchas
personas que se reúnen a nuestro alrededor, y estas personas no necesariamente
provienen de nuestra familia terrenal, de nuestro entorno profesional o
cultural, tenemos un vínculo especial con ellas.
Nosotros y estos seres tenemos encuentros repetitivos,
o relaciones que se mantienen en el tiempo. Nuestros parientes de alma pueden
jugar cualquier papel en nuestra vida, familia de sangre, profesores, amigos, socios o vecinos. Por esta razón la sangre o la raza no juegan un papel importante
dentro de esta familia.
Existen en el mismo tiempo y espacio que nosotros, con
el objetivo de ayudarnos mutuamente en el camino del crecimiento espiritual y
lograr metas comunes. Nos reunimos con ellos atraídos por una misma vibración y
esencia.
Estas personas te brindan su apoyo, siempre están ahí para
ti y más aún cuando no quieres a alguien cerca. Tus parientes de alma siempre entenderán
lo que quieres decir, aunque no sepas como expresarlo.